Mientras terminaba de recoger apresuradamente los papeles de
su mesa, Mónica seguía visualizando en su mente aquella nota que tanto le había
hecho pensar. “A las 7 en el parque, no me falles amor”. No sabía de quien era pero la forma en que
terminaban las “m’s” le resultaba familiar. Eran ya las seis y media, y ella odiaba llegar tarde a
cualquier evento incluso esa tarde, sin saber bien que podía pasar, su sentido
de la puntualidad era más fuerte que su miedo a lo desconocido. Y es que a
medida que pasaban los minutos la inquietud se iba convirtiendo en ansiedad y
el miedo en morbo. Sí, tenia ganas de ir, e iría.
Ojos perfectamente maquillados, labios perfilados, un traje
chaqueta oscuro ceñido al talle, una falda corta, medias oscuras sujetas por un
ligero, zapatos de tacón bajo, estaba lista. Metió en el bolso el móvil y un
spray que le había regalado su amiga Mercedes, una mujer muy desconfiada, que
pensaba que todo el mundo estaba siempre dispuesto a amargarle la vida. Se miró
al espejo y se lanzó una sonrisa sostenida, estaba muy nerviosa pero
ligeramente excitada por la incertidumbre.
Nadie en el parque y ya eran las 7.01. Que impuntualidad,
pensó ella Cuando de repente un coche oscuro paró justo delante de donde ella
estaba sentada, se abrió una puerta y de dentro escuchó una voz suave y rotunda
que la invitó a subir. Lo hizo, no tenia ningún plan y ya había puesto la
lavadora por la mañana así que no tenía nada que perder, ¿o sí?
Inmediatamente tras entrar al coche, le vendaron los ojos.
“Tranquila amor, no te haré nada que tu no hayas deseado antes”. Su corazón
empezó a latir con fuerza, mucho más rápido que el ritmo de la suave música que
sonaba en el coche, era Wagner , o quizás Musorsky, noo era Shopen, si.. Mónica
trataba de evadir su mente pensando en la música pero cuando notó como la
rodilla del desconocido rozó la suya no pudo evitar notar un escalofrío que
recorrió su cuerpo, y eso le gustó, así que buscó con su pié el del hombre que
iba a su lado. El no correspondió el gesto pero Mónica de repente notó unos
labios en su cuello, el cálido aliento de el le traspasó la piel clavándosele
en las entrañas mientras escuchaba “Espera, todo a su debido tiempo”, y notó como un dedo recorrió su cuello hasta
plantarse en el medio de sus labios en claro gesto de que estuviese en
silencio.
Cuando el coche se detuvo ella ya había perdido la noción del
tiempo y del espacio. No oía nada, solo el sonido de la
puerta del coche al abrirse, luego un sonido
metálico que bien podrían ser unas
llaves pesadas, luego unos pasos acercándose
hasta que notó como una mano hacia la suya y tiraba de ella. Unos labios se
acercaron a los suyos y le regalaron un cálido primer beso. Mónica se
estremeció, deseaba quitarse la venda pero se dejó hacer, los labios pasaron a
su cuello , y luego a su nuca, pero nadie la tocaba hasta que notó unos brazos
fuertes que la levantaron de repente y la llevaron en bolandas como si fuese un
saco de patatas. Así fue unos segundos hasta que notó que la echaban sobre una
cama de agua.
Las manos que antes le
agarraban empezaron a desnudarla, con velocidad pero sin precipitación
como si supiesen lo que se iban a encontrar
tras ir quitando cada prenda. Primero la chaqueta, luego la blusa, los zapatos,
la falda, las medias quedando al fin solo con su ropa interior de encaje. Ahí
se detuvo el desconocido, como si quisiera observarla un segundo antes de continuar
, y eso hizo, le despojó de su cara lencería dejándola totalmente desnuda, y a
su merced. Solo la venda de sus ojos tapaba parte de su piel.
Las mismas manos
que la desnudaron le asieron por las muñecas y le ataron a los barrotes de la
cama. Su corazón volvió a latir con fuerza y su excitación aumentó, no sabía
quien le estaba agarrando pero le encantaba lo que le estaba pasando. Mónica
notó luego unos labios en sus pies, que empezaron a ascender lentamente por sus
piernas hasta que llegaron a la cara interna de sus muslos. Ella se mordió el
labio inferior y deseo como nunca que los labios se dirigieran a su sexo, pero
no, en su lugar notó una mano que empezó a acariciarlo, ella soltó un leve
gemido de placer, pero a medida que la
mano empezó a acariciar su clítoris, los gemidos empezaron a ser más y
mas fuertes hasta que cuando noto que era la lengua del desconocido la que
empezaba a lamer sus jugos se dejó ir en un orgasmo que acompañó con un grito
de placer. Deseaba más, estaba lista y dispuesta para más cuando notó que la
desataban. Mónica sintió unas manos en su cintura que le hicieron darse la
vuelta y ponerse a cuatro patas. La mano izquierda del desconocido empezó a
acariciar los pechos de Mónica mientras ella oyó el como si algo metálico diese
contra el suelo, “su cinturón” pensó, “se estará desnudando??”.
Así fue porque enseguida noto junto a su trasero la dureza
de un miembro en clara erección que entro rápidamente en su vagina. Las
sacudidas empezaron directamente a ser fuertes y directas, sin preámbulos. Mónica
estiró sus brazos y sus manos se encontraron con la cabecera de la cama a la
que se asió con fuerza. Eso favoreció que la penetración fuese más intensa, y
así fue como
notó como los testículos
del desconocido golpeaban violentamente su clítoris. El la agarraba por la
cintura con fuerza y cuando ambos llevaron el mismo ritmo violento, soltó un
suave cachete en las nalgas de Mónica a lo que ella respondió con un “Ooooh
siiiiii oootra vez” fue la primera frase que dijo y fue suficiente para que el
continuase golpeando su hermoso trasero mientras entraba y salía de ella, hasta
que finalmente descargó sobre la espalda de Mónica el caluroso jugo de su
pasión . Mónica notó entonces como el continuó con su mano acariciando su
clítoris y luego con su lengua siguió lamiendo su humedecida vagina hasta que
ella apretando fuerte sus manos tuvo otro orgasmo que marcó con otro grito apasionado
que le hico caer rendida en la cama. Tras unos segundos de jadeos poco a poco
volvió a recuperar su ritmo respiratorio y se dio cu
enta de que no oía nada. Temerosa
llevó su mano a la venda y como no oyó a
nadie se la quitó de los ojos. Se encontró en una habitación de madera, con una
chimenea encendida, y una bandeja de plata con dos copas de champán esperando a
ser llenadas. Por la ventana se veía como el sol empezaba morirse y junto a
ella estaba él, de pie, sonriéndole, y observándola.
“Amor esto es solo el principio ….. “
'' No querria despedirme, sin dar las inmensas gracias, a ese fantasmita pervertido, que tan amenos hace nuestros dias, gracias por el aporte y por darme la oportunidad de compartir con todos los bloggers ese maravilloso relato salido de tus manos... Un beso enorme ''