domingo, 19 de abril de 2015

Planta a planta (Parte 2)

…sin dudarlo un segundo la lleve entre mis labios, notaba el calor que emanaba de él, el deseo y como no, como la expresión de su cara cambió a medida que pasaba mi lengua una y otra vez por su flamante erección…

Cada vez que ponía los pies en ese ascensor mi cuerpo reaccionaba, los recuerdos me apabullaban y abofeteaban mis instintos más primitivos Los 15 minutos de ascensor me parecían segundos, en lo que mi mente no paraba de imaginar y volver a recordar la situación de hace un par de días

Sentada en mi mesa de la oficina, no podía quitarme de la cabeza aquel aroma, aquellas sensaciones, aquel hombre Minutos más tarde, mi jefe me pidió llevar unos papeles a la planta 74 ¿74? Pensó mi subconsciente, si Ahí estaba él

Mi nerviosismo iba aumentando paulatinamente mientras que las plantas iban quedando a mis pies a medida que el ascensor subía y subía, ni que decir queda que también influía el hecho de que entre esos pasillos estuviera él. Entré y pregunte por el Sr. Brown, despacho 9. Frente a la puerta golpee con los nudillos y justo antes de entrar pensé ‘’Trabajo hecho, no lo viste’’ pero en cuanto abrí la puerta lo primero que vi fueron esos ojos negros intensos que desprendían seducción por los cuatro costados, instintivamente mi boca se secó, mis piernas se apretaron contrayendo cada musculo por debajo de mi cintura.

Avanzaba con paso decidido por la sala intentando no tropezarme ni hacer alguna escenita, ya que no me quitaba ojo de encima y mi mirada no se apartaba ni un segundo de él. Llegué a su mesa y solté los documentos, no sabía que decir, que hacer y en el preciso momento que puse las manos sobre su mesa él no dudo un segundo y se puso de pie, cerca de mí, pegándose a mi cuerpo y besándome dulcemente en la mejilla mientras su mano desprendía cercanía al encontrarse en mi cuello y entre mi pelo.

‘’Señorita, creo que es hora de las presentaciones, soy el señor Brown, David Brown, y usted dígame Seguro que estas piernas kilométricas, esos gemidos roncos y ahogados y esa boca de en sueño tienen nombre y apellidos’’ A medida que sus palabras iban saliendo de su boca mi fuego interior se despertaba más y más, y su forma de mirarme conforme hablaba de mi hacia que por mi cuerpo sintiese una corriente eléctrica.

‘’Si, claro que lo tienen, soy Daniela, Daniela Adams’’ Decía mientras me volteaba para tenerlo cara a cara y susurraba muy cerca de sus labios mientras que mis dedos dibujaban el contorno de su cara.

Creo que no hizo falta más presentaciones para que David con un solo gesto lanzara todo lo que había encima de su mesa al suelo y en decimas de segundos yo ya estuviese sobre la fría madera Con la respiración entrecortada mis ojos se nublaron de excitación y mi cuerpo ansiaba otro tórrido encuentro, pero lo que no iba a permitir esta vez era que el llevase la voz cantante. No iba a permitir que de nuevo mis manos quedasen prisioneras bajo las suyas y mientras que mi boca y la suya se devoraban hasta quedar sin aliento aproveche ese preciso momento para aferrar su cuerpo contra el mío aprisionándolo con mis piernas, 
me incorpore sobre la mesa y ante su mirada de desconcierto susurré  

‘’Mi niño, hoy me toca jugar a mi’’ Y sin pensarlo sujete las solapas de su chaqueta, me incorpore y ahora era su espalda la que estaba prisionera bajo la mesa, me subí a horcajadas sobre él y con mis dedos sobre sus labios fui bajando despacio por su cuerpo, desabrochando cada botón de aquella fina camisa y dejando al descubierto su torso, hoy quería recrearme, quería verle en todo su esplendor, quería ver como cambiaba el gesto de su cara y como su cuerpo desprendía deseo.

Desde ahí arriba sentía el placer, sentía el poder de tener a ese precioso hombre debajo de mi cuerpo, con su torso perfectamente tonificado y desnudo sobre su propia mesa de trabajo, ahora él tendría un bonito recuerdo cada vez que entrase al despacho, del mismo modo que mis pensamientos se dirigían a el cada vez que entraba en el ascensor.

Sus manos no paraban de buscar mi cuerpo, de intentar desnudarme, pero no lo dejaba, me acercaba a su boca y lo silenciaba con esa ansia de devorar sus labios. Mi lengua recorría sus labios, despacio, saboreando y disfrutando del tacto de su boca, chupaba, succionaba, mordía y lo deseaba con ansia, mientras mi lengua invadía su boca por completo  y el me devoraba de la misma forma, en ese momento mi sed de él estaba por las nubes y notaba que la suya también, su erección era palpable y mis ganas de tomar medidas en el asunto no se hicieron esperar, mientras miraba a sus ojos lascivamente y mi blusa iba abriéndose botón a botón, permití que sus manos subieran por mí y rozaran mi centro de placer, notando esa humedad que ya era más que notable

No podía esperar más, bajé de la mesa y sin apartar mi mirada de él desabroche el cinturón, lo palpaba sobre la tela, baje la cremallera rozando su bóxer al paso de mis dedos y segundos después la tenía frente a mí, la boca se me hizo agua y sin dudarlo un segundo la lleve entre mis labios, notaba el calor que emanaba de él, el deseo y como no, como la expresión de su cara cambió a medida que pasaba mi lengua una y otra vez por su flamante erección. Mi boca no paraba de juguetear, degustaba a aquel hombre como un auténtico manjar, paseaba mi lengua por toda su extensión, chupaba con fuerza la puntita y cuando menos esperaba la introducía completamente en mi boca, que poco después era un afluente de saliva y hacia que mis deseo fuese más y más lejos.

Cada vez que su glande tocaba mi garganta un gemido ronco salía de sus labios y esa expresión de placer me volvía loca. Soltaba pequeños mordisquitos que hacían que una risa perversa se dibujase en mi rostro cada vez que su cara se tornaba en sorpresa. Sus manos enredadas en mi pelo me animaban a continuar, sabía que estaba cerca que llegar al clímax, pero que aún le faltaba un poquito y siendo así, yo también necesitaba un poquito de placer.

Me di un segundo la vuelta dejando que David se incorporase rápidamente pensando que me iba a largar y justo cuando se iba a levantar me giré, le pegue un empujo en el pecho ‘’ No, que aún no hemos terminado, quédate quietito ahí un segundo’’ Sorprendido observaba como le daba la espalda, y cuando estuve completamente segura de que estaba mirando, me incline hacia delante dejando mi trasero a su vista mientras mis manos fueron al borde de mi fino tanga y se deslizaban despacio por mis piernas dejando al descubierto mi sexo, expuesto a él, a su vista.

Cuando el tanga toco el suelo salí de él y abrí las piernas pasando mis manos por la cara interna de mis muslos mientras me incorporaba y me giraba para ver su expresión, estaba estupefacto y aprovechando ese momento, volví a empujarle sobre la mesa y subiéndome sobre él, coloqué su grande y dura polla en la entrada de mí húmedo y caliente sexo

Mientras mi mirada y la suya se volvían una, cargada de lujuria, fui bajando poco a poco notando como me llenaba por completo y sentía esa corriente de placer dentro de mí, como nos hacíamos uno solo y como aparecía otra vez ese instinto primitivo Coloqué mis manos sobre su pecho y empecé a moverme, arriba, abajo, soltaba un suspiro, adelante y atrás, se me escapaba un gemido, mis caderas se volvieron círculos y no pude controlarme más, comencé a cabalgarlo, necesitaba más, era mi momento de poseerle, pero no Sus manos se sujetaban a mis caderas y nuestro ritmo era frenético, dentro fuera, arriba abajo, gemidos y gemidos de placer seguían saliendo de nuestras bocas, el clímax estaba cerca y nuestros cuerpos así lo sentían y en ese preciso momento sentí una corriente eléctrica que me paralizo todo el cuerpo, y su gemido ronco me adivino que él estaba igual, mi cadera se hundió y me deje ir en el momento en el que se incorporó y pasó sus manos entorno a mi cintura,  nos dejamos ir, nos sumergimos en esa ola de sensaciones

Minutos después cuando nuestros cuerpos recuperaron el aliento y nuestras respiraciones se controlaron, estábamos ahí, sobre su mesa de trabajo, medio desnudos y con un orgasmo más que recordar Su boca busco la mía y acertó a decir ‘’Ha sido un auténtico placer conocerla Sra. Adams’’ Sonreí cuando termine de abrochar los botones de su camisa y él los de mi blusa, bajamos al suelo, me paso mi tanga y yo la chaqueta de su traje caro (o al menos tenía la pinta de serlo) nos terminamos de vestir, le di un apasionado beso y en el quicio de la puerta susurre ‘’ El placer ha sido todo mío, otro día tendrás la oportunidad de volver a tener el mando¡Ah! Y mira los documentos que te traje, pero antes recoge todo este estropicio’’ Dije señalando todo lo que había en el suelo, antes situado en su mesa. Salí del despacho, me dirigí al ascensor y la sonrisa en mis labios se tornaba otra vez Ya tenía dos cosas que recordar, ascensor y despacho ¿Qué será lo siguiente?